He estado pensando mucho en ella. Esa mujer por la cual yo me levantaba cada domingo para verla. Esa mujer con la cual podía hablar de todo y sobre todo. Esa mujer con la que tenía tanto en común. Esa mujer que me rompió el corazón… y yo la amaba.
La odié.
Lo admito.
Llegué a odiarla.
Hubo un momento en el que el daño que me hacía, hizo que le detestara.
Pero sin ella no podía vivir.
Sí. Tantas cosas han cambiado en mi. Incluso dejé de odiarle (la odié en verdad?)
La declaré muerta hace unos meses.
Fue cuando mi amigo Mauricio me pidió que le dijera que sentía por ella.
– Yace en mi corazón muerta en vida -, esa fue la respuesta. Ella se enteró. Me importó? No. No al principio.
Ahora la extraño. Más ahora estando lejos (debería ser lo contrario)
Pero nuestra relación fue demasiado tormentosa. Pasabamos de un momento de calma a a un tornado en segundos.
Quiero regresar, pero creo que es imposible.
Mi odio se marchó, pero el de ella sigue latente.
Han pasado mas de ocho meses desde que le dejé atrás.
Tal vez ya nunca regrese, sin embargo me encantaria decirle: yo te amaba y me rompiste el corazón.