Ay, Sammy… otra vez. Mijo, ¿por qué aun guardas esperanzas? Ya la estabas perdiendo todas. ¿Por qué recuperarlas? No, criatura… déjalo ir. Aprende a no tener sueños, a no aspirar a una vida de esa forma. Vive para ti, pero con el pecho a ras de suelo. No intentes volar, Sam, pues cada vez que lo intentas, terminas con los labios partidos y la cabeza hecha un disparate.
Tenías mucho tiempo sin escucharnos, y mira hoy… hoy volvimos a mortificarte. Corta tus alas de una buena vez. Justo cuando empezábamos a sentirnos más tranquilas, al verte más seguro… vienes y lo arruinas todo abriéndole las puertas a la esperanza.
No, Sammy. Olvídate de que la esperanza es lo último que se pierde. Termina de echarla a la calle y cierra las puertas.
¡Cero lágrimas, coño! Que si vives de llanto en llanto, serás un maricón debilucho toda tu vida.
No vueles, pero se fuerte. Bloquea la esperanza. Vive para ti. ¿O vas a seguir comiendo mierda por el resto de tu vida? Si es así, mejor dejamos toda esta vaina y haces lo que quieras con tu vida. Nosotras nos callaremos para siempre. Pero no nos vengas buscando, gimoteando, cuando la sangre brote a cántaros por tu pecho.
Borra la esperanza de tu mente, Sam… que esa vida no es para ti.
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